BIOLOGÍA Y COMPORTAMIENTO DE LA ABEJA CORTADORA DE
HOJAS MEGACHILE PALLEFACTA VACHAL, 1909
(HYMENOPTERA-APOIDEA-MEGACHILIDAE)
Por Nelso A. Torresi
SINÓPSIS
En
este trabajo el autor estudia la especie autóctona Megachile pallefacta Vachal, 1909 (HYMENÓPTERA-APOIDEA-MEGACHILIDAE), llamada vulgarmente “abeja
cortadora de hojas”, como así también algunos de sus enemigos naturales.
Se
tratará aquí aspectos de su biología, hábitos de comportamiento, crianza, etc.,
de esta especie de abeja solitaria, con vista a su utilización como insecto
polinizador, sin olvidar además, un interés puramente científico en estas
investigaciones.
Por
lo tanto, este trabajo tiene como objetivo principal conocer mejor a esta abeja
ermitaña, como contribución a los estudios de campo que se están realizando en
distintas partes del país para evaluar la efectividad polinizadora de estas
abejas en determinados cultivos y especialmente el de la alfalfa.
Los
estudios se llevaron a cabo en la zona de Cañada de Gómez, Dpto. Iriondo,
provincia de Santa Fe, entre los años 1977 a 1982.
DESARROLLO DEL TEMA A TRATAR
La
ciencia ha podido demostrar, a través de los años, que los vegetales y animales
superorganizados han evolucionado a su estado actual desde otras formas más
primitivas de vida.
Así
sucedió también con los insectos y, desde luego con las abejas. Pero hasta
llegar a las abejas melíferas que todos conocemos, en donde el grado de
desarrollo llegó a su máxima expresión a través de una organización social
altamente perfeccionada y compleja, encontramos toda una serie de niveles de
desarrollo intermedios.
Así
por ejemplo, en el nivel de desarrollo más primitivo encontramos abejas cuya
vida transcurre en total soledad, Son las abejas solicitarías o ermitañas en
donde cada una de ellas construyen sus nidos, recogen néctar y polen para sus
crías, pero siempre por sí sola, sin ningún indicio de apoyo mutuo y sin que
tengan contacto alguno con su descendencia.
Cada
una de estas abejas solitarias tiene distintos hábitos de vida, de conductas,
etc., que hacen que su estudio resulte uno de los capítulos más interesantes de
la biología de los insectos.
Dentro
de estas abejas solitarias vamos a considerar aquí a las abejas del género Megachile, llamadas comúnmente “abejas
cortadoras de hojas” por el hecho, precisamente, de efectuar recortes en las
hojas de las plantas y construir con ellos sus nidos.
Los
megachílidos han sido objeto, en los últimos años, de numerosos estudios de
campo por especialistas de distintas partes del mundo, ante la eficacia que han
demostrado tener como insecto polinizador en determinados cultivos y
particularmente en la polinización de la alfalfa.
En
este sentido, los megachílidos constituyen uno de los polinizadores activos más
eficaces, pues abren con suma facilidad la columna estaminal de estas flores
tan particulares de la familia de las papilonáceas, produciendo así la descarga
del polen.
Esto
permite una mejor polinización directa de la flor y también la polinización
cruzada, mediante la visita de una flor a otra y obtener consecuentemente mayor
cantidad y calidad en semillas.
También
han demostrado su eficacia en otros cultivos, como por ejemplo el del girasol,
aunque aquí contamos con la participación también eficaz de la abeja melífera.
Los
trabajos de campo que desde hace varios años se están llevando a cabo en
distintos países para el estudio de la polinización de la alfalfa, se efectúan
principalmente con la especie neuroasiática Megachile
rotundata (Fafricius, 1787), de amplia distribución cosmopolita.
En
nuestro país también se han hecho y se están haciendo ensayos con esta especie
importada, introducida por el equipo de técnicos del Proyecto FAO-INTA para la
recuperación del cultivo de la alfalfa, en las localidades de Hilario Ascasubi
(Provincia de Buenos Aires) y La Banda (Provincia de Santiago del Estero), con
buenos resultados.
No
obstante, se están ensayando también el empleo de especies indígenas,
obviamente mejor adaptadas a su hábitat natural que una importada.
En
tal sentido, en este trabajo, el autor estudia la especie indígena Megachile pallefacta Vachal, 1909, de
amplia distribución en nuestro país y con buenas perspectivas de éxitos en
cuanto a su adaptabilidad, crianza, etc.
Como
eficaz polinizador de la alfalfa, ha sido señalado por TESÓN, DAGOBERTO, LIZARRALDE
y LOIÁCONO, en el Trabajo Nº 1 del Convenio celebrado entre las Facultades de
Ciencias Naturales y Museo y Agronomía de La Plata y la Dirección de
Agricultura del Ministerio de Asuntos Agrarios de la provincia de Buenos Aires,
para el estudio de la bionomía de la polinización de los alfalfares de la
provincia de Buenos Aires.
El
Dr. DE SANTIS en comunicaciones personales con el autor, señala como
distribución geográfica de esta especie para la Argentina, hasta el presente
(1982), las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santiago del Estero y Santa
Fe. En esta última señalada por el autor.
La
sistemática de esta especie es la siguiente: Orden HYMENOPTERA, Superfamilia APOIDEA,
Familia MEGACHILIDAE, Subfamilia MEGACHILINAE, Tribu MEGACHILINI, Género MEGACHILE,
Especie PALLEFACTA.
Existen
varias especies de megachilas cortadoras de hojas. Algunas especies construyen
sus nidos con barro y recortes de hojas y/o pétalos de flores. Otras cavan
agujeros en el suelo y luego construyen celdas con los recortes de hojas.
Una
tercera construye directamente los nidos con recortes de hojas usando como domicilios,
ya no casitas de barro o agujeros en la tierra como las especies precedentes,
sino agujeros o rendijas hechos en distintos materiales, como ser agujeros en las
paredes, rendijas entre maderas apiladas, caños, mangueras, etc. A esta última
categoría pertenece la especie estudiada en cuestión.
Tras
la larga diapausa invernal en estado de larva o pupa, los primeros imagos
comienzan a emerger ya bien entrada la primavera. Primero nacen los machos,
luego, a los pocos días, las hembras en mayor cantidad. Inmediatamente de
emerger de sus celdas, y después de acicalarse sus cuerpo con las patas, emprenden
vuelo en busca de alimento. Éste lo constituye el néctar de las flores que
encuentran a su alrededor.
A
las pocas horas nomás o días si las condiciones climáticas no son propicias, se produce el apareamiento. El
mismo se realiza generalmente hacia el mediodía, cuando la temperatura es más
elevada. Una vez que el macho localiza a una hembra virgen, comienza con los
cortejos de apareamiento. Revolotea sobre ella un buen rato, hasta lograr la
receptividad de la hembra al arquear el abdomen hacia arriba, en posición de
cópula. El macho, entonces, se coloca encima y en rápido reflejo instintivo,
introduce sus órganos sexuales en la vagina de la hembra. El macho puede
fecundar a varias hembras hasta decaer su vitalidad. Una vez fecundada comienza
a buscar un lugar adecuado para construir su nido.
Esta
especie utiliza siempre como lugares de nidificación refugios aislados
parcialmente del medio ambiente, como ser galpones, cocheras y toda
construcción que tenga una abertura amplia al exterior.
Ya
ahí dentro, buscan agujeros hechos en las paredes, los intersticios que dejan
los ladrillos, maderas apiladas, cañas, etc., es decir, cualquier rendija que
queda entre objetos.
Aceptan
fácilmente distintos tipos de domicilios artificiales colocados en
interiores, no así los colocados
exteriormente en la intemperie. Para buscar el lugar de nidificación, la hembra
revolotea hasta localizar algún agujero o rendija. Se posa brevemente para
hacer un reconocimiento del lugar, vuelve a revolotear en torno al mismo, se
vuelve a posar nuevamente, y así varias veces.
Si
el lugar no reúne las condiciones adecuadas, repite igual ceremonial en otro u
otros lugares. Una vez que halló el domicilio adecuado, sale en vuelo directo
al exterior en busca del primer recorte de hojita para comenzar a construir su
nido.
La
hembra hace un reconocimiento de la especie vegetal a utilizar para efectuar
los recortes en sus hojas, mediante rápidos intentos de cortes, eligiendo a su
vez las más tiernas. Para realizar el corte, la abeja se coloca montada en el
canto de la lámina de la hoja y con sus fuertes mandíbulas comienza a cortarla
teniendo como radio de giro a su cuerpo. A medida que el corte se va
desprendiendo, éste es sostenido con sus dos primeros pares de patas quedando
el envés de la hoja en contacto con la parte esternal de su cuerpo. Este
trabajo se realiza con suma habilidad y rapidez. Luego, sujetando fuertemente
la hojita con sus mandíbulas y patas emprende el vuelo.
Para
los recortes de hojas, Megachile
pallefacta Vachal, 1909 utiliza hojas de especies vegetales determinadas.
Algunas especies vegetales son muy frecuentadas para los cortes, otras
medianamente frecuentadas, algunas pocos visitadas, y la mayoría no
frecuentadas en absoluto. Entre las muy frecuentadas tenemos las especies del
género Rosa, en donde hasta
inclusive, si el número poblacional de megachilas en un biotopo es elevado,
producen daños considerables a dichas plantas por la gran cantidad de cortes
que efectúan en sus hojas hasta prácticamente dejar solamente la nervadura
central de las mismas.
Otra
especie muy frecuentada es Robinia pseudoacacia
L. (acacia blanca). También lo es Prunus
pérsica L. (duraznero). Entre las medianamente frecuentadas tenemos: Sida rhombifolia, Glicine max (soja), Phaseolus
sp., Wistaria sinensis (glicina),
etc. Como poco frecuentadas se cuentan: Ligustrun
vulgare, Commelina sp., etc. También
en aún no bien determinadas circunstancias efectúan recortes de pétalos de
algunas plantas como por ejemplo Pelargonium
sp., Hibiscus sp., etc.
Los
cortes que efectúan en las hojas de las plantas para construir el nido, son de
dos tipos: cortes oblongos, de término medio 13 mm de largo por 8 mm de ancho
para la cubierta y paredes de la celda. Cortes circulares, de término medio 6
mm de diámetro para el piso y techo de la celda.
Usando
domicilios artificiales hechos ex profeso para la observación, se ve claramente
como construyen la celda. Primeramente la abeja coloca varios cortes oblongos
adheridos a las superficies del domicilio y superpuestos unos con otros hasta
formas un espacio tubular con ellos. Luego continúa adosándole cortes oblongos
lateralmente hasta constituir las paredes de la celda. Al mismo tiempo, por cada
capa lateral de hojas, la abeja va colocando un corte circular, a manera de
fondo o piso de la celda.
Para
acomodar los recortes de hojas la abeja, además de patas y mandíbulas, se vale
de su tórax y abdomen que utiliza a manera de superficie prensil. Son adheridos
unos con otros mediante una sustancia cementante que segrega la misma.
Una
vez terminada la celda la megachila sale en busca de la primera carga de polen.
Recordemos aquí que la superfamilia de los Apoideos,
de la cual pertenece la abeja en estudio, alimenta a sus crías con sustancias
proteicas a base de polen que recoge de las flores, como así también de
sustancias carbohidratadas que obtienen del néctar.
En
la familia Megachilidae, así como en
algunas otras de abejas solitarias, encontramos una estructura anatómica para
el transporte del polen de tipo primitivo. En efecto: en los Apoideos sociales el órgano encargado del
transporte del polen se encuentra a manera de cestillas en las tibias del
tercer par de patas. Son las llamadas corbículas.
En los Apoideos solitarios y en
especial en la familia de los megachilidos, en cambio encontramos un órgano
para el transporte del polen llamado escopa.
El mismo ya no ocupa un lugar determinado o bien localizado, sino que se
encuentra ocupando toda la parte ventral del abdomen.
Ya
de vuelta con la primera carga de polen, éste es descargado en el fondo de la
celda. En esta operación la abeja entra con la carga a la celda de frente, da
vuelta sobre sí misma dentro de ella y se ubica de culata hacia el fondo de la
celda. El polen entonces es descargado de la escopa con ayuda de las patas.
Luego, dando vuelta otra vez sobre sí misma, se ubica de frente y con ayuda de
las mandíbulas apisona el polen recién descargado, humedeciéndolo con algo de
néctar que la abeja trae en su buche.
La
abeja realiza varios viajes para llenar en sus tres cuartas partes a la celda
con polen.
En
la búsqueda del polen, Megachile pallefacta
Vachal, 1909 utiliza vegetales de las más varias especies, de acuerdo a las
disponibilidades del momento y siempre no alejándose demasiado de sus nidos.
Así por ejemplo, esta especie se la ve trabajar muy asiduamente en cardos,
tanto en Carduus acanthoides como en Cirsium vulgare. También frecuentan Ami visnaga (Biznaga), Brassica spp. (nabos), Anthemia cotula (manzanilla), Aster spp. (rama negra), Bidens pilosa (amor seco), etc. Esta
especie, como hemos señalado, trabaja muy bien en Medicago sativa L. (alfalfa).
Aclaremos
aquí, que este trabajo, como se dijo en el comienzo, no pretende evaluar la
actividad polinizadora de esta especie en Medicago
sativa L. y otros cultivos, sino
que tiene un interés puramente informativo y/o científico.
Una
vez que la abeja trae la última carga de polen, cuando la celda está llena en
sus tres cuartas partes, gira sobre sí misma colocándose de culata. En este
momento la abeja coloca un único huevo, demorando para ello unos pocos
segundos. El huevo es de color blanco transparente, alargado y apenas curvo, de
3 mm de largo. Es adherido por un extremo a la superficie del polen quedando el
mismo algo acostado. Al oviponer, la abeja sale al exterior en busca del primer
recorte circular que colocará en la celda a manera de tapa. Así coloca varios
de ellos quedando la celda completamente sellada y al terminar, la abeja no
tendrá más contacto con ella.
Para
todo ello, es decir, desde que comienza a construir la celda hasta el sellado
de la misma, la abeja empleó de 4 a 8 horas, de acuerdo a las condiciones
climáticas, disponibilidades de alimentos, hojas, etc.
Terminada
la primera celda continúa con la segunda, que ya venía siendo comenzada antes
de concluir aquélla. Después una tercera y así varias hasta concluir el nido.
El mismo en esta especie consta de un número indefinido de celdas, oscilando
término medio en alrededor de 6 a 8 celdas.
Esta
especie a igual que otras del mismo género, muestra un elevado gregarismo en la
nidificación, especialmente cuando se colocan domicilios artificiales amplios
que les permitan a las abejas construir nidos uno al lado del otro.
El
huevo hace eclosión a los pocos días. La pequeña larvita irá consumiendo todo
el polen depositado en la celda, al mismo tiempo que irá aumentando de tamaño
hasta ocupar prácticamente todo el espacio de la misma. En este momento deja de
alimentarse, teje el correspondiente capullo y entra en estado de pupa. La
emergencia se produce más o menos al mes de haber sido puesto el huevo.
Esta
especie tiene tres generaciones por año. La última generación adulta de fines
de verano, tendrá a su cargo la perpetuación de la especie en el invierno,
puesto que sus hijos pasarán la diapausa invernal en estado de larva o pupa en
sus nidos, hasta la emergencia en la primavera siguiente.
Con
el objeto de poder manejar a estas abejas, el autor estudió en detalle la
conducta de nidificación de esta especie. Como se dijo al principio de este
trabajo, Megachile pallefacta Vachal,
1909 busca para nidificar refugios aislados parcialmente del medio externo. Es
por eso que a esta especie se la encuentra siempre viviendo cerca de la morada
del hombre. Allí, en donde las construcciones de los establecimientos de campo
o chacras, con su vegetación arbórea, crean un microclima propicio para su
desarrollo. Es por eso también que esta especie prospera notablemente en las
zonas urbanas. Por lo tanto, Megachile
pallefacta Vachal, 1909 busca siempre como hábitat, el microclima de la
morada del hombre, constituyendo así una especie semidoméstica.
En
interiores aceptan fácilmente distintos tipos de domicilios artificiales como
por ejemplo agujeros hechos en listones de madera, trozos de mangueras, caños,
tubos de papel, etc. Tienen especial preferencia por espacio amplios, como por
ejemplo cajas cerradas que tengan solamente un agujero de entrada ya que como
se dijo anteriormente muestran un marcado instinto gregario en la nidificación.
El
autor obtuvo notable éxito con entretapas de colmenas superpuestas y con un agujero
de entrada. En una temporada, en estas entretapas anidaron más de diez
ejemplares.
Los
dos supuestos del que se hizo referencia anteriormente: el de que no se alejan
mucho del lugar de nidificación en la búsqueda de hojas y alimentos, y el de no
anidar en la intemperie, hace que esta especie, para emplearla con éxito en la
polinización de cultivos, deba criarse en refugios artificiales hechos para tal
fin, para ser colocados en medio del campo adonde se quiera polinizar, tal como
se está haciendo en gran escala en distintos países y también aquí, en la
Argentina, con la especie asiática Megachile
rotundata.
Vamos
a tratar ahora el tema de los enemigos naturales de ésta y otras especies de
megachílidos. El mismo ha sido estudiado en detalle por distintos autores. Para
las especies de enemigos naturales que están asociados con megachílidos en
nuestro país, contamos con los estudios de DE SANTIS, TESÓN et DAGOBERTO y el
autor de este trabajo. Como enemigos naturales se incluyen parasitoides,
parásitos sociales, predadores, comensales, etc.
TESÓN
et DABOBERTO señalan unas quince especies de enemigos naturales para la
provincia de Buenos Aires. Entre las más importantes tenemos: los microhimenópteros calcidoideos Melittobia hawaiiensis y Horismenus albipes, y el megachílido Coelioxys sp.. Estas tres especies son
las que causan mayores daños. También señalan como enemigos menos importantes
al díptero Pholeomyia sp. y a algunos
coleópteros.
Para
la provincia de Santa Fe existen dos enemigos de gran importancia señalados y
estudiados por el autor. El que causa mayores daños a los nidos de megachílidos
es el ya señalado para la provincia de Buenos Aires Horismenus albipes. Se trata de un microhimenóptero calcidoideo de
más o menos dos milímetros y medio de largo, que actúa como parasitoide de las
megachilas atacando a las crías. Las hembras colocan los huevos sobre las larvas
o pupas de las megachilas. Éstos eclosionan, las larvitas se introducen en los
tejidos del huésped alimentándose con ellos como endoparásitos. La larva o pupa
de megachila queda completamente desintegrada. Se ha logrado contar más de
ochenta pupas en algunas celdas. Las pupas del parasitoide quedan encerradas en
la celda a manera de semillas en una cápsula. Al nacer, los imagos perforan con
sus mandíbulas la celda de megachila y salen al exterior. En muchos casos,
especialmente en domicilios con muchos nidos, donde se producen más fácilmente
las reinfestaciones, se ha llegado a un parasitismo de más del 80 % de las celdas.
Otro
enemigo de megachílidos también de considerable importancia es una pequeña
mosquita, señalada hasta ahora para la provincia de Buenos Aires y Santa Fe, y
cuya bionomía ha sido estudiada por el autor. Se trata del díptero Eusiphona vittata Sabrosky 1982, especie
nueva para la ciencia, que describió con dicho nombre el especialista
norteamericano Curtis Sabrosky, autor del género en cuestión y para cuya
sistematización se utilizaron ejemplares del autor que están como halotipos en
el Museo de Ciencias Naturales de La Plata. Esta mosquita que merodea
continuamente los nidos de megachiles, posiblemente atraídas por el olor del
polen, realiza la puesta sobre las paredes interiores de las celdas. Al hacer
eclosión los huevos y las pequeñas larvitas se alimentan del polen allí
almacenado, principalmente de la parte acuosa del mismo, hasta deshidratarlo
completamente. En estas condiciones, el huevo de megachila no eclosiona pues
que necesita humedad para ello. Si eclosiona, rápidamente la larvita de
megachila muere por deshidratación. Las
larvas del díptero pronto se transforman en pupas que, según la época del año,
emergen en imagos o permanecen en dicho estado en la diapausa invernal.
Otro
enemigo de alguna importancia, es el hongo patógeno Ascophaera, causante de la enfermedad denominada “Chalk Brood” o
cría enyesada, ampliamente conocido por atacar a Apis mellifera.
Entre
los enemigos de poca importancia podemos citar a varios coleópteros,
lepidópteros, y acariformes.
Por
último el autor señaló por primera vez como enemigo natural de megachílidos
adultos al díptero predador asílido de género y especie no determinada. Este
predador espera sigilosamente a su presa merodeando las flores en donde
trabajan las abejas. No bien percibe el zumbido de alguna abeja megachíla que
se posa sobre una flor, se lanza sobre ella en rápido vuelo, la atrapa y luego
se la lleva posándose sobre alguna hierba donde despaciosamente sorbe sus
jugos. Debido al zumbido más agudo que tienen los megachílidos en relación a
las abejas melíferas, que abundan en las flores, son más fácilmente presas de
este díptero.
Los
estudios realizados con especies de megachilas en cuanto a los manejos de campo
destinados a la polinización de la alfalfa y otros cultivos, han permitido
evaluar la eficacia de estas abejas y, consecuentemente la factibilidad de
incrementar sustancialmente los rendimientos de semillas. Rendimientos éstos,
que en muchos casos, se elevan a más del 200% y aún mucho más. No obstante, el
éxito futuro de su uso masivo dependerá principalmente de un eficiente manejo.
Manejo este que dependerá a su vez de una infraestructura adecuada y de un
equipo técnico altamente capacitado para este tipo de trabajo.
AGRADECIMIENTO
Al ing. Agr. Dr. Luis De Santis, Director del Museo de Ciencias Naturales de La
Plata, y Jefe de la División Entomología de la Facultad de Ciencias Naturales y
Museo, por la determinación taxonómica de los ejemplares estudiados por el
autor, y por el interés científico puesto de manifiesto en estas
investigaciones.
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pallefacta Vachal (HYMENOPTERA-APOIDEA-MEGACHILIDAE).
Rev. Ciencia y Abejas, 6 (25): 8-10.
Los estudios realizados con especies de megachilas en cuanto a los manejos de campo destinados a la polinización de la alfalfa y otros cultivos, guiaesceptica.org/biografia-de-heejin/
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