Cobertura arbórea y cobertura herbácea



COBERTURA ARBÓREA Y COBERTURA HERBÁCEA

Por Nelso A. Torresi

Se habla siempre de desmontes y de los daños colaterales que los mismos producen a los ecosistemas y al medio ambiente. Estos daños, que casi todos conocemos, pero que siempre viene bien nombrarlos son, entre otros muchos, aumento de la temperatura por falta de absorción lumínica y evapotranspiración de las plantas que no están; mayor evaporación del agua del suelo por falta de cobertura, lo que provoca sequías; falta de absorción radicular durante las precipitaciones que sumado a la compactación del suelo con las actuales prácticas agrícolas provocan inundaciones, etc.
Todo lo descripto sucede en los biomas arbóreos cuando se desmonta. No obstante, hay biomas herbáceos, algunos chicos, pero otros, como la llamada ”Llanura pampeana”, en la cual no existe el árbol, salvo los plantados por el hombre, y en donde sucede exactamente lo mismo. Este bioma es el dedicado a la agricultura y cuya cobertura original era herbácea, sobre todo de gramíneas. Ese bioma, es el que desde hace más de un siglo está dedicado a la agricultura y ganadería y desde hace varias décadas al cultivo intensivo de la soja. Pero la soja, además de compactar los suelos por el empleo de técnicas de siembra directa empleada en su cultivo, hizo que desapareciera potreros con pasturas diversas y/o pasturas naturales de gramíneas.
Las gramíneas fueron las plantas características de este bioma llamado “Pradera o pastizal”, es decir, las plantas prístinas que con su enmarañado follaje y sus profundas raíces son las mejores plantas para retener y absorber el agua de lluvia y evitar su escurrimiento.
Pero las gramíneas no solamente fueron sustituidas por el cultivo de la soja, sino que además se las matan con glifosato en los lugares no cultivados como por debajo de los alambrados, costados o banquinas de caminos rurales, etc.
Además en los últimos años se redujo notablemente el cultivo de gramíneas domésticas como trigo, avena, maíz, etc. que, si bien no son como las gramíneas autóctonas, contribuyen también a la absorción de agua.
Por todo ello, se hace necesario y/o determinante en las praderas agrícolas-ganaderas, dejar los potreros naturales con gramíneas, y/o volver a incorporar cultivos, como la alfalfa, tréboles y otros, que contribuyan así a este grave problema de la desertificación de los suelos y por consiguiente el desequilibrio de los ecosistemas y el deterioro del Medio Ambiente.

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