LA IRRACIONALIDAD ANIMAL
Por Nelso A. Torresi
Todos sabemos, y quedamos a veces asombrados, de cómo los
animales se adecuan a las circunstancias, es decir, que en sus
comportamientos muestran señales de perfección, como si en realidad hubiera
algún indicio de inteligencia.
Pero nada de eso hay en los animales. Simplemente este
comportamiento adecuado cumple en ellos una función útil para la perpetuación
del individuo y de la especie.
Por ejemplo, las abejas, y busco precisamente este ejemplo
porque siempre se ha tomado a la misma como símbolo de perfección, de
laboriosidad, de "inteligencia", construyen los panales con excelente
perfección arquitectónica; la reina deposita prolijamente sus huevos, las
nodrizas alimentan a las crías regulando la temperatura del nido, elaboran la
miel, etc. Lo mismo el ave que construye su nido para protección de sus huevos,
los empolla dándoles una temperatura óptima, procura el alimento adecuado para
sus pichones, etc.
Estos dos ejemplos bastan, y cada uno de
ustedes podrán citar infinidad de otros, para darnos cuenta que estos
comportamientos son adecuados. En cambio, cuando el hombre actúa en forma
adecuada, la mayoría de los casos se debe a su inteligencia o capacidad para
pensar.
Podemos imaginarnos los distintos actos
posibles, podemos prever las consecuencias de cada uno y, en base a esto,
elegir la o las alternativa/s que calculamos daría/n los resultados más
favorables. Nada de esto ocurre en los animales, no obstante que desde siempre
se ha querido dotar al animal de capacidad de pensamiento y caracteres
psicológicos humanos. En realidad, este antropomorfismo en los animales tiene
su significado en la psicología humana.
Por lo tanto, no hay dudas de que el animal
carece de conciencia de sus propios actos. La abeja que construye el
maravilloso panal, no puede saber que está empleando el mínimo de material con
la máxima eficacia, ni tampoco el ave que está empollando sabe que el huevo
requiere una determinada temperatura para su desarrollo. El animal no comprende
la finalidad de los actos que ejecuta. Su comportamiento es estereotipado,
automático; pero sí, se observa una asombrosa capacidad para actuar
adecuadamente. A esta capacidad innata que todos los individuos de cada especie
animal ejecutan sin ninguna experiencia previa, casi del mismo modo, se la
llamó originariamente "actos instintivos". Actualmente estos
movimientos ejecutados de una manera fija y mecánica son llamados "modelos
fijos de movimiento". Pertenecen por lo tanto, a la organización animal
condicionada genéticamente y son características para cada especie animal.
BIBLIOGRAFIA:
FABRICIUS,
Eric. La Conducta de los Animales. EUDEBA S.E.M. Buenos Aires,1977.
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