EL ÁRBOL EN LOS ECOSISTEMAS
Por Nelso A. Torresi
Sabido es que las distintas especies de
árboles pertenecen a tal o cual bioma, es decir, que son originarios de un
determinado lugar con sus características propias en cuanto a sus factores
físico-químicos, esto es luminosidad, temperatura, humedad, suelo, etc., etc.
(los llamados elementos o componentes abióticos), y también a sus relaciones
con los demás seres vivos (elementos o componentes bióticos, es decir, la
comunidad o biocenosis) que habitan en ese lugar o hábitat (relaciones
interespecíficas). Dicho estos conceptos previos, debemos analizar primeramente
al árbol en su hábitat natural, es decir, en su bioma originario, para luego
considerarlo en los ecosistemas artificiales o humanos, es decir, como producto
tecnológico (biotecnológico).
En su bioma originario el árbol se
mantiene en perfecto equilibrio en ese sistema, pues de lo contrario no hubiera
prosperado. Su sombra hace que la pérdida de agua del suelo por insolación sea
moderada, creando así un clima adecuado para que los organismos descomponedores
(bacterias y hongos) puedan reproducirse adecuadamente y transformar todos los
restos orgánicos de esos mismos árboles (hojas, ramas, raíces, frutos) y los
producidos por otros seres vivos de la comunidad, en sustancias simples
inorgánicas y en humus (la “tierra negra”), que servirán nuevamente como
nutrientes a esos árboles, con lo cual el ciclo ecológico queda cerrado.
¿Qué pasa cuando el hombre, en su
avaricia económica, “desmonta” en un bioma arbóreo de clima cálido para emplear
esos recursos naturales como madera, para leña y/o carbón, o para usar ese
suelo en la actividad agrícola-ganadera, como es el caso del bioma “Parque
chaqueño”, del cual pertenece toda la mitad norte de la provincia de Santa Fe y
otras provincias limítrofes? El hombre, al extraer los árboles le priva a ese
suelo de su sombra, entonces, la insolación que va a recibir va a ser intensa,
el suelo rápidamente se va a secar, y con escasa o nula humedad, los
microorganismos descomponedores no pueden reproducirse, y por lo tanto no hay
reciclaje de materia orgánica. El suelo pronto se convertirá en lo que se llama
una “capuera”, con poblaciones vegetales xerófilas. La materia orgánica se
reducirá rápidamente, quedando finalmente los componentes inorgánicos del
suelo. En estas condiciones el suelo es fácilmente erosionable por las lluvias
y el viento. Finalmente ese suelo se convertirá en un desierto.
Distinto es el caso de un bioma “no
arbóreo”, como es el caso de la llanura pampeana de clima templado, al cual
pertenece el llamado bioma “Pradera o pastizal”. La adecuada humedad, dada por
las abundantes precipitaciones y baja insolación, a lo que hay que agregar la
cubierta vegetal de gramíneas, hace que los organismos descomponedores puedan
desarrollarse con total plenitud y reciclar la materia orgánica existente. Por
este motivo es el único bioma apto para la agricultura.
¿Qué pasa ahora en los ecosistemas
humanos y/o urbanos en donde los árboles son plantados por el hombre para el
arbolado público, y en donde los mismos no son ni espontáneos, ni autóctonos, y
en donde las condiciones físico-químicas, biológicas y ecológicas han sido
completamente modificadas?
Como muchas de estas condiciones en el
arbolado público no la podemos revertir, ya que se trata de un producto
tecnológico que satisface necesidades de las que todos conocemos, debemos
respetar siquiera una de esas condiciones ecológicas que es fácilmente
realizable, sobre todo en lugares como parques, plazas, boulevares y veredas
jardín. Me refiero específicamente a sus propios restos orgánicos, esto es
principalmente hojas, y excreciones de pájaros que conviven con el árbol
(relación interespecífica de mutualismo), para que los mismos sean incorporados
al ya degradado suelo. He observado en muchos municipios que rastrillan o peor
barren esos restos orgánicos, privándole al árbol de reciclar sus propios
nutrientes. Esta es una práctica que habrá que desterrar y/o tener en cuenta si
queremos respetar ecológicamente algo de lo poco que podemos en el arbolado
público.
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